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La obra trasciende al autor... ¿o viceversa?

Entrevista a la Dra. Alma Corona Pérez

La Dra. Alma Corona Pérez nos indica, con mucha amabilidad, que podemos comenzar en el momento que creamos oportunos. Por alguna razón sentimos nervios, pero no hay la certeza del porqué.

Estamos en el salón 204 del Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica, donde la doctora se desempeña como docente, es una tarde agradable. Nos preparamos y comenzamos con algo de timidez, conforme avanza la entrevista, que por momentos parece más bien una plática entre amigos, la voz de nuestro entrevistador se aclara, no así la mano temblorosa de quien funge como camarógrafo y asistente del primero. La Dra. Alma da una catedra, sin ningún tipo de presunción, sus palabras son contundentes.

 

Zahid Oliver= ¿Se puede pensar, analizar, y criticar una obra artística sin tomar en cuenta al autor?

 

Alma Corona= Yo creo que sí, yo creo que sí se puede. ¿Saben por qué? Porque tomar en cuenta al autor es un trabajo que se hizo hace mucho tiempo. Por ejemplo, los colegios de letras en un inicio, estamos hablando de los 60s, 50s, lo más importante era el autor, y los estudios críticos que se hacían eran a partir del autor, a partir de su obra, de lo que había hecho, de los idiomas que sabía, del contexto en el que se había movido. Sin embargo, esto va cambiando dramáticamente a partir de los 60s, y la visión que nosotros como críticos encarnamos al texto literario va dejando de lado al autor para ir a lo medular que son las vértebras del texto literario. Ya no interesa tanto qué se dice, sino cómo se dice; no está estructurado ese pensamiento, y esa propuesta que rebaza al autor, o por lo menos lo rebaza en el sentido de quien es, quién es el autor, qué ha hecho, hacia dónde va. Hoy el acento está en la obra. Claro, esto no cancela la importancia del autor, porque la obra tiene que tener un autor; la obra sale de un lugar, sale de un contexto, de las venas, del pensamiento de un ser humano tangible que se pierde en el momento en el que ese pensamiento se hace, y pasa a formar parte de la potestad del lector. En ese momento el texto se convierte en una obra que es de los demás, de nosotros, de quienes estamos para dialogar con ella: formamos un pacto de lectura y entablamos un diálogo con ese texto.

 

ZO= En ese sentido podríamos decir que antes de los 60s en el análisis literario se contemplaba al autor.

 

AC= Todavía se contemplaba al autor: quién era, qué había escrito, en dónde había nacido, por ejemplo. Esos detalles eran muy retomados. Se va dejando y ocupa un lugar en las perspectivas como en los estudios, en las historias de la literatura. Ocupa cierto momento, pero es un momento que nunca desplaza al texto literario.

 

ZO= Saliéndonos de la crítica, nosotros como lectores, ¿usted qué considera?, ¿que le damos preponderancia al autor o estamos más interesados en su obra?

 

AC= Eso es una pregunta inteligente. Yo creo que ambos son importantes, pero a mí me interesa más el texto, la obra y los nexos que esta sostiene con su contexto, no el autor. La obra, sobre todo.

 

ZO= ¿Una obra cobra valor por sí misma o es que ciertos aspectos relacionados con el autor como el sexo, la ideología política o creencias religiosas, por ejemplo, tienen peso para formular un juicio frente al producto literario? ¿Es importante tener eso en cuenta para decidir si una obra es buena o mala?

 

AC= No. Yo creo que es la obra la que habla por sí misma. Al arte no le interesa demostrar nada, le interesa mostrar, y yo creo que el autor, más allá de sus condiciones personales, busca esto: busca expresar un momento, expresar lo que desea…proponer más allá de sus propias creencias, inclinaciones, de su formación. Hay detalles que permean de una u otra manera, inmersos entra las líneas y los espacios en blanco de la obra. Pero creo que la obra es lo más importante, es lo fundamental.

 

ZO= Podríamos decir que la obra trasciende al autor.

 

AC= Yo creo que sí, yo creo que trasciende al autor y lo hace vivir incluso más allá de su época.

 

ZO= Frente al pensamiento de la teoría contemporánea sobre la muerte del autor acuñado por Ronald Barthes, ¿qué pasaría con obras como las de la poetisa Sor Juana Inés de la Cruz que nos dejan un testimonio inherentemente autobiográfico?

 

AC= El gran problema de la autobiografía, de la biografía, es que ponderan al autor por encima de la obra. Pero la autobiografía es elegida por el autor para hablar de sí mismo, lo que desea decir, incluso como creación, podemos nosotros como lectores llegar a decir: es 100% él el que está ahí, es lo que el autor quiso decir, lo que quiso que nosotros supiéramos. No tenemos la garantía de lo que realmente desea; es también un texto literario. Y la biografía es lo que otro hace de, y aspira a documentar lo mejor que se pueda ese texto para dar cuenta de la vida de ese autor. Ahora, el autor muere en el momento en el que publica, se separa de obra, de su obra… Yo creo que esto es muy controvertido. Nosotros no podemos hacer prejuicio y quedarnos con los avatares de la vida de un autor y conocerlos en un punto más relevante por encima de la obra. Por eso sigue siendo tan interesante, tan importante hablar del Quijote más que de Miguel de Cervantes; él se queda inmerso, firmando el Quijote, pero lo más importante es ese caballero andante es la antítesis de todos los caballeros andantes anteriores. El asunto con Sor Juana es un asunto muy importante para nuestras letras porque es la mujer virreinal de la que más documentos tenemos, de la que más obra hay; mas no quiere decir que haya sido la única escritora, seguramente hubo muchas más; sin embargo, ella logra trascender en el tiempo gracias a que nosotros tenemos toda esa obra suya, y al tenerla, tenemos una visión de lo que fue.

 

ZO= Retomando lo que decía del Quijote, suele pasar que las personas recuerdan la obra, y se les escapa quién la escribió. Pero, por otro lado, tiene que ver con canonizar a ciertos autores como figuras públicas, inmortales. Por ejemplo, Octavio Paz o Sor Juana; recordamos sus nombres, tenemos sus caras muy presentes, pero se nos escapan sus obras.

 

AC= Muerte sin fin. ¿Quién escribió Muerte sin fin? Nos asombraríamos porque entre colegas, estudiantes, no sabemos quién lo escribió.

 

ZO= Sobre la crítica más reciente de la obra de Sor Juana Inés de la Cruz, ¿considera que se inclina más en reconocer su valía en los aspectos poéticos y estéticos o, por otra parte, en reconocer su contexto o papel histórico como mujer y poetisa del siglo XVII?   

 

AC= En los últimos tiempos, desgraciadamente, se ha ponderado a Sor Juana, incluso se ha elucubrado sobre sus preferencias sexuales, sobre su estado psíquico y se ha hecho a un lado un poco su obra. Yo creo que estamos en un mal momento sorjuanista. En los 80s, sí se habló todavía de la obra, no como lo hizo de una manera tan fina, tan incisiva, el padre Alfonso Méndez Plancarte cuando toma el Primero Sueño y hace un análisis pormenorizado de las figuras mitológicas, de la presencia de la cultura egipcia; en ese momento la obra cobró una dimensión importante porque fue cuando se dijo Sor Juana no fue comprendida en el XVII porque esto fue lo que escribió en un momento en el que parecía ser una literatura atípica. ¿Quién la comprendía en ese momento? ¡Ah!, pues aquí está el análisis de la obra. Después se fue desplazando, se fueron quedando estudios canónicos, estudios pioneros que ya no podían ser superados. Entonces se empezó a hablar de la Sor Juana hija ilegítima, de por qué razón va al convento y no se casa. Esos son pormenores de su vida que con poca facilidad podemos comprobar. Tenemos dos actas de nacimiento públicas: no se sabe con exactitud su fecha de nacimiento. Muchas de las opiniones que nosotros encontramos en autores importantes y analistas nos hacen pensar que son como deducciones… ¿Era lesbiana? ¿No lo era? Yo creo que eso es un asunto que pasa a un plano que no es del estudio literario, que no importa frente a la obra. Lo que a nosotros nos interesa, no sé al psiquiatra (risas) para nosotros es la obra. Eso es todo.

 

ZO= Usted siente que, alejándonos un poco de la crítica, ¿el público en general se interesa en la vida de los autores, quizá por el morbo que sienten?

 

AC= Sí. Cuando se hace la película, cuando se hace la serie se incrementa el interés por quién es Sor Juana, entonces la vida es la ocupa la plana periodística. Esos detallitos, amarillistas, del morbo: “es que sí era”, dicen, “era así, era muy bella”. La retratística da cierta cuenta de sus rasgos físicos, pero yo creo que no son tan seguros esos detalles, no es información tan verídica como nosotros pudiéramos decir “ahí está la fotografía del Chapo, es él así”; en este caso yo creo que no; pero sí te sirve para el morbo, para vender, para ocupar titulares y en el mejor de los casos, en el deseable e ideal de los casos, para pensar en comprar el libro y conocer la obra.

 

ZO= Precisamente por esta invasión en los medios de comunicación que nos hablan de Sor Juana u otros autores enfocándose en su vida personal, el público que ve estas noticias y que, como usted dice, en el deseable momento que compran las obras, ¿cree que a la hora de leerlas cargan un prejuicio?   

 

AC= Claro. Por el contexto que te fabrican los medios. Prepara, de alguna manera, el ánimo del posible lector. Hay una tendencia en los estudios literarios que te pide: no conozcas biografía, ni prefacios, ni estudios previos, ve a la obra; hay otra que te dice para conocer el estado, la cuestión, busca todo lo que hay y entonces ya sabes por dónde puedes caminar para que no repitas. Son dos líneas muy respetables, más yo simpatizo con la que se aboca a la obra, ya que te permite olvidar lo que se ha dicho e intenta decir algo diferente.

 

ZO= ¿Podríamos decir que hay una responsabilidad del lector a la hora de acercarse a ciertas obras, es decir, que trate de dejar de lado todo lo que ha visto, lo que se ha formado en su mente, y que pensara en acercarse a esa obra en blanco sin ese prejuicio del autor?

 

AC= Sí, yo creo que es mucho de responsabilidad ética, y no solo responsabilidad, sino hasta empatía por la obra misma para entablar un diálogo.

 

ZO= ¿Es necesario estudiar o valorar una obra, por ejemplo, de hace un siglo, a partir de los estudios de género?

 

AC= No. Los estudios de género ocupan un lugar dentro del arsenal de dispositivos para acercarnos a la obra, pero hay otros rumbos: desde los más tradicionales (formalismo, estructuralismo), hasta lo más recientes. En lo personal, simpatizo con aquel instrumento que me permite ir a la obra sin penar en etiquetar al ser humano, sin pensar en la marginación, sin decir: “Ah, eso es escrito por mujeres, y ellas solo pueden pensar de esta manera. Yo creo que la obra literaria es creación del ser humano más allá de la etiqueta, de la condición, de decir: “es que lo escribió así porque es mujer”. Simone de Beauvoir dijo en El segundo sexo “la mujer no nace, se hace” y yo creo que el hombre también. La sociedad es tan amplia, tan rica, que debe ser incluyente y debe romper y trascender con esas posibles marcas, que a la larga son marcas dolorosas, excluyentes. Pero eso es lo que yo pienso, eh.

 

ZO= Juan Villoro acusa a las obras de Nervo de ser "cursis"; que se volvieron muy populares porque los mexicanos somos muy cursis. Según él, la única manera de acercarse a la obra de Nervo actualmente sería a través de los estudios de género.

 

AC= Eso suena peyorativo. Yo no estoy de acuerdo con él. Yo creo que los mexicanos no somos cursis, creo que hemos sido maltratados. Nervo no puede ser abordado solamente desde el género, a Nervo también hay comprenderlo o situarlo en su época. Escribió de esa manera porque vivió en esa época en la que la estructura literaria era la estructura del yo, de lo sensible, casi hasta lo almibarado; pero no cursi. Obedece a una época, a un momento histórico. Hoy, en el XXI, que vemos los narcocorridos, a lo mejor decimos (respecto a Nervo) “era cursi”, pues sí, era su momento, la expresión de ese momento. ¿Qué pensaría Nervo de los narcocorridos? ¡Se espantaría! Él diría “no son cursis, son salvajes”, a lo mejor, por poner un adjetivo al asunto. Uno sube al transporte colectivo y eso es lo que va oyendo la gente, es lo que están oyendo los niños, y entonces hay que trabajar muchísimo para que lean a Nervo.

 

 ZO= José Emilio Pacheco escribió un artículo en vero tras cumplirse 8 meses de la muerte de Cortázar. En el último verso se lee:

“Querido Luis Cardoza y Aragón:
Hoy leí en 'La Jornada'
lo que escribiste de X.V.
Si me permites plagiar en verso tu prosa,
diré a mi vez: "Abandono
métodos y sistemas.
A fin de penetrar en una obra y vivirla,
me entrego al deleite inmediato y hondo
de la palabra. Y no quiero saber
de la época o el medio o los orígenes,
ni de las influencias
ni el análisis erudito.
No pido que me digan quiénes fueron
los abuelos y padres de poeta,
los amores y pesadillas; si fue
criminal, santo, loco; todo ello
lo he sumergido en mí para darme
exaltación y dicha. Lo demás
me sobra y nada necesito,
aparte de la voz hechicera.”

 

¿Qué piensa de estas palabras?

 

AC= Que es una invitación a perderse en la obra…una y otra vez. Y cada que uno decida perderse, puede hacerlo en distintas épocas, encontrar distintas cosas, eso es lo que acabas de leer.

 

ZO= ¿Usted cree que sería correcto de vez en cuando alejarse de los métodos al leer una obra literaria?

 

AC= Sí. Ese es el principio del placer, del análisis: primero acercarse a ella, gozarla, vivirla, y después pensar en la posibilidad de recrearla a través de un análisis más riguroso.

ZO= Muchas gracias por su tiempo Dra. Alma y por compartir con nosotros esta charla amena.

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